miércoles, 27 de julio de 2011

cuento.

El gran Perro Leonés.

Haciendo equilibro llega por los farellones más altos y ventosos, el gran Perro Leonés, una especie que se había extinguido del planeta Brown, pero que por alguna razón, volvía a caminar triunfal, sin depredadores que temer.

En todo el mundo había sido visto, en algunas partes, los comentarios decían que era el ser más enorme y que media por lo menos 20 metros de altura y pesaba aproximadamente 37 toneladas, en otras partes discrepaban y le aumentaban altura y peso. Algunos lo habían visto de noche y decían que era negro, otros lo vieron en la mañana y decían que era café claro como el café con leche, y los que lo vieron a medio día aseguraban que era café oscuro como el color de la tierra… Pero todos coincidían que su mirada era fulminante y si lo veías a los ojos sería capaz de convertirte en basura estelar.

El pánico comenzó a apoderarse de las grandes ciudades, los pueblos fueron abandonados por sus pobladores que buscaban protección en los bunkers subterráneos de las zonas militares. Cuando en algún pueblo era visto el Perro Leonés, la gente corría a sus casas a reunirse con su familia para pasar las últimas horas de vida con sus seres queridos.

Desde los subterráneos de las casas se podían sentir los pesados pasos del gran perro, que con cada zancada hacía temblar los muros y caían los cuadros y cosas que estaban colgadas en las paredes, provocando más temor en los pequeños habitantes desamparados.

Nadie podía protegerlos, estaban a la merced del feroz animal.

La prensa investigaba como era posible que ese gran animal estuviera vivo en un planeta en que los animales gigantes se habían extinguido millones de años antes de que aparecieran los humanos, como era posible que un animal tan grande sobreviviera millones y millones de años sin que nadie lo detectara antes. Y si algún loco científico logró clonar a este magnánimo animal, ¿Quién era?, debía ser castigado por poner en riesgo la vida inteligente en Brown.

Pasaba el tiempo y a pesar de que las grandes potencias se aliaron en la búsqueda para la destrucción del Perro, no lograba encontrarlo y por lo tanto no podían destruirlo.

Sólo era visto en los lugares más remotos y esto ocurría en los momentos menos esperados, … cuando creían que ya no volvería a verse, que quizás ya se había muerto de forma natural, era divisado a lo lejos en el horizonte de un camino o en las montañas, entonces la gente corría desesperada, y el Perro Leonés pasaba caminando con paso seguro por las calles del pueblito, destruyendo plazas, sacando árboles de raíz, orinando todo edificio que estuviera en su camino, inundando los primeros pisos de estos, rascando los patios de las casa donde hubiera ruido, desabasteciendo las carnicerías y rompiendo todo cuanto oliera a ser humano… y ni hablar de sus excreciones sólidas. Una vez que ya se había ido el gran Perro, los pobladores debían reconstruir y limpiar todo el pueblo.

En la prensa internacional sensacionalista hablaban de víctimas, pero las prensas locales no reconocían tales, al contrario, destacaban la rapidez en la evacuación de las personas, ya que ningún pueblo había lamentado pérdidas vitales hasta ahora.

Pero, que no existieran casos de pérdida de vidas, no significaba que no fuera posible que el Perro Leonés no tuviera la capacidad de matar personas, por lo tanto se implementó en todos los países sistemas de evacuación, zonas seguras, sistemas de alarmas, etc. De esta manera se podría prevenir una desgracia en vez de lamentarla.

Ese día de primavera, Claudia disfrutaba su desayuno en la terraza del sexto piso antes de salir a sus estudios, cuando....

Habían sonado las sirenas y se habían prendido las flechas que indicaban la vía de salida a un lugar seguro de su edificio, pero su mp3 no la dejó escuchar nada y el libro “el artista de la muerte” que afanosamente leía, no le dejó levantar la vista para ver las luces. Cuando terminaba de comer un pastelillo, vio sobre ella una gran sombra… sin levantar aun la cabeza, comprendió…

Lentamente alzó la vista, y encontró unos dientes muy blancos, luego, sintió la húmeda respiración que la olía y como era una dama, su perfume, molestó a la bestia, quien resopló muy fuerte por la nariz, despeinando y mojando a la bella señorita.
Aunque podría pensarse que el miedo la tomó como presa, Claudia, sólo trató de entender que era lo que sucedía y al mirar con más atención, se dio cuenta de un detalle: los feroces dientes del animal tenían una formación que ella conocía muy bien, aunque no estudiaba veterinaria, recordó que los cachorros poseían esa tipo de dentadura, la conocía porque había sido ama de un hermoso perro de raza pequeña, entonces subió aun más la vista y observó los ojos del gigante perro; estaban alegres, mostraban ternura, no fiereza… le ofreció uno de sus pastelillos estirando el brazo, el perro se acercó lentamente y lo cogió con mucho cuidado…

El Perro Leonés, una criatura extinta hace millones y millones de años, reapareció en Brown, aun no se sabe como, la especie más formidable y feroz de sus años de esplendor, había sido domesticado y como no causaba ya temor lo llamaron Tomi.

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